Basada en la novela de Louisa May Alcott, la cinta Mujercitas se estrenó este viernes 24 de enero en México. La película, dirigida por la actriz estadounidense Greta Gerwing, ya es un éxito mundial tras ser nominada al Oscar. Esta se desarrolla en Massachussetts después de la Guerra Civil en Estados Unidos. Las mujercitas son cuatro hermanas. Jo, a quien da vida Saoirse Ronan. Amy, encarnada por Florence Pugh. La Beth, quien da vida por Eliza Scanlen, y Meg, por Emma Watson. A pesar de las adversidades, las cuatro permanecen unidas, mostrando el valor de la generosidad y el amor a la familia.
El filme aborda principalmente la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Aunque las hermanas son cuatro, la historia gira sobre todo alrededor del personaje de Jo, la más rebelde. Ella pelea por su independencia económica y emocional. También por las de sus hermanas, a quienes alienta a cumplir sus metas y sueños. Todas ellas destacan por tener talentos diferentes. A Jo le encantan la escritura y los libros. Amy, la menor de las cuatro, es a quien le apasiona el arte y la pintura. Beth se desvive por el piano, mientras que a Meg le encanta la actuación y sueña con formar una familia.
Sin embargo, como decíamos, el personaje de Jo es el que destaca. Lo hace encarnando el feminismo, pues quiere demostrar que las mujeres están hechas para algo más que amar. Con todo, en algún momento llegará a sentirse sola, al darse cuenta de que sus hermanas prefieren tomar diferentes caminos.
Está versión de Mujercitas va más allá del final feliz en pareja
Como en otras películas, en esta versión de Mujercitas triunfa el amor, pero este va más allá de un final feliz en pareja, al ser el talento, las ambiciones y los sueños cumplidos los que destacan de la tradicional comedia romántica. Por eso, no todo es el amor para las Mujercitas, y así lo expresa una escena muy conmovedora en la que se menciona: “Las mujeres tienen alma, ambición, talento, así como belleza”. Esta resulta una buena reflexión para las mujeres independientes o que tienen sueños diferentes a los convencionales.
Lo conmovedor de esa escena, y de toda la película en general, se podía notar en el ambiente de la sala de cine, ya que en ella se escuchaban risas y llantos en iguales proporciones, procedentes sobre todo del sexo femenino, ya que eran las mujeres las que eminentemente conformaban el público espectador del filme. Amigas, madres e hijas llenaron la sala, al ser Mujercitas una novela que ha dejado huella y sigue presente después de 150 años.