Justo cuatro años después del último gran terremoto, y exactamente 36 años después del de 1985, se ha repetido la historia. Esta vez la Ciudad de México ha sufrido un sismo de una magnitud de 7.1, algo mayor que el de 2017, que fue de 6.9. Esta vez ha muerto al menos una persona y 1.6 millones de personas se han quedado sin luz. La diferencia en los efectos con respecto al sismo de 2017 es notable, pues entonces hubo 370 personas muertas y a 7,289 heridas.
El sismo, que también afectó a la ciudad de Acapulco, se sintió aproximadamente a las 20:47 horas. A esa hora se activaron las alarmas sismográficas de la Ciudad de México. Con ellas, muchos residentes de la capital salieron a las calles por su propia seguridad.
La jefa de gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, comunicó por su Twitter que todos los protocolos de seguridad ya estaban en marcha. También declaró que no había daños mayores y que se estaba investigando el caso de las casas sin luz. La jefa de gobierno terminó su comunicado pidiendo la tranquilidad de los ciudadanos.
Además de la Ciudad de México y Acapulco, hay otras poblaciones afectadas. Estas se encuentran en los estados de Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Puebla y Tlaxcala.
En la historia de México, el sismo más grave fue el del 19 de septiembre de 1985. Se originó en las costas de Michoacán (Magnitud 8.1), pero el lugar más afectado fue la capital del país. Fallecieron 5,000 personas. Sin embargo, otras estimaciones arrojan más de 10,000 decesos. También hubo cerca de 50,000 heridos y al menos unas 250,000 personas perdieron su hogar. Además, los daños materiales se cifraron en más de 770 edificios colapsados o severamente dañados y pérdidas económicas que representaron el 2.1% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el 9.9% de la Ciudad de México.
Chiste o profecía
La coincidencia en las fechas de estos tres terremotos hacen que algunos hablen de profecías o conspiraciones. Otros, siguiendo el humor negro mexicano, se toman la casualidad con sentido del humor. En los últimos años se ha popularizado un “chiste” que habla sobre lo regular que se han vuelto los sismos en el mes de las fiestas patrias.