Era el año de 1952, en la República Federal Popular de Yugoslavia, cuando el presidente Josip Broz Tito (llamado Tito), tomó la decisión de importar y estrenar en dicho país, la película Un día de vida (dirigida por Emilio “El Indio” Fernández, y estrenada en México en el año de 1950).
Esto fue consecuencia de la necesidad de conseguir una alternativa de cine extranjero. Debido a que previamente hubo una escisión entre el régimen de la URSS y la república yugoslava. Por otra parte, tampoco era una opción el cine de Estados Unidos, y es por esto que el presidente Tito optó por el cine mexicano, que en aquel entonces estaba en su apogeo.
Ahora bien, la película del “Indio” Fernandez se estima que tuvo una gran recepción en dicho país extranjero, hay quienes incluso afirman que uno de cada dos yugoslavos fueron a verla. La pregunta es ¿Por qué?, bueno, para resolver esa incógnita, es preciso dar contexto acerca del contenido de la película, así como de la situación que estaba sucediendo en aquella época en el país referido.
Un día de vida y Las Mañanitas
Un día de vida trata de los últimos momentos del coronel Lucio Reyes, quién ha sido sentenciado a fusilamiento por iniciar una revuelta en contra del presidente Venustiano Carranza, después de que asesinaran a Emiliano Zapata. Además, a quién le es encargado el fusilamiento, es el amigo desde la infancia del coronel Reyes, el general Felipe Gómez. Sin embargo, gracias a la intervención de una periodista cubana, así como el afecto y respeto que le tiene su amigo Felipe, es por lo que se le concede al coronel Reyes pasar el último día de vida en su casa situada en Cieneguilla, para festejar el cumpleaños de su mamá, Juanita.
Conforme avanza la película, se da el momento en que el general Gómez y el coronel Reyes llegan a la fiesta, aparentando, junto con la periodista, que todo esta bien. Sin embargo, al momento que le cantan las mañanitas a mamá Juanita, se desgarra ese velo de apariencia que se intentaba sostener. En ese momento el espectador, así como la periodista cubana, experimenta una cruel melancolía, al darse cuenta, que una vez que acabe esa felicidad por cumplir y festejar un año más de vida de una persona, también se acabará la vida de otro ser humano.
Su impacto en Yugoslavia
En ese contexto, Yugoslavia, un país que había sufrido guerra tras guerra en los últimos años, tuvo la oportunidad de experimentar el melodramático Cine de Oro Mexicano, así como reflejarse en nuestra patria. Acerca de esto, el escritor Voja Rehar comentó en Nostalgia por una patria imaginada: “A través de Un día de vida, México se entregó, dijo todo sobre sí: dijo su historia y predijo su futuro, nos mostró su corazón; lo vimos y lo sentimos. Es la primera vez cuando, al ver a México, pensé en Yugoslavia. Tal vez fue el sentimiento subconsciente de conexión, tal vez la similitud en los corazones y los personajes: sus canciones y bailes parecían similares a los nuestros, su país al nuestro, su gente a la nuestra”.
Es por esa razón y por esa película, que se creó el Yu-Mex , y que en otra parte del mundo se conozcan Las Mañanitas.