El asesinato del alcalde de Chilpancingo desafía la estrategia de Sheinbaum

Redacción: Paulina Moreno/ Edición: Elba Díaz-Cerveró

A tan solo una semana de asumir la presidencia, Claudia Sheinbaum enfrenta su primera gran crisis de violencia en México. Desde el 1 de octubre, cuando tomó posesión, se han registrado 325 homicidios dolosos a nivel nacional. Uno de los más impactantes ocurrió el domingo 7 de octubre. Ese día Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo, Guerrero, fue brutalmente asesinado y decapitado.

El crimen ocurrió poco después de que Arcos visitara zonas afectadas por las lluvias en Tepechicotlán. Puesto que la región está controlada por Los Ardillos, se especuló sobre posibles encuentros entre el alcalde y este grupo, lo que añadió más tensión al entorno político y social. Aunque no hay pruebas concretas de un acuerdo entre Arcos y Los Ardillos, su asesinato reaviva dudas sobre los nexos entre políticos y criminales.

El funeral de Arcos, realizado este lunes en Chilpancingo, reunió a cientos de ciudadanos, quienes acudieron a despedir al alcalde. El asesinato del alcalde no solo deja un vacío en la política local, sino que también plantea preguntas incómodas sobre la relación entre los grupos criminales y la política en Guerrero. Este estado ha enfrentado años de violencia similar a la de Sinaloa y Chiapas, donde el gobierno parece estar a manos del crimen organizado.

Agenda de seguridad truncada

El alcalde Chilpancingo asesinado llevaba en el cargo apenas una semana, tras ganar las elecciones como líder de la coalición opositora (PRI, PAN y PRD). Su principal esfuerzo fue mejorar la seguridad en Chilpancingo. Sin embargo, su asesinato ocurrió en medio de enfrentamientos entre Los Tlacos y Los Ardillos. Ambos grupos criminales luchan por controlar las rutas de transporte en el estado.

Ambas bandas delincuenciales se habían dado una tregua desde el 16 de febrero de 2024. El acuerdo fue mediado por el padre Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello. La muerte del alcalde ha demostrado que ese periodo de paz ha terminado. Con el fin del cese de la violencia entre los criminales, se agrava aún más la crisis de seguridad y se evidencia el poder creciente de las mafias regionales en Guerrero.

Desafío para Sheinbaum

El asesinato de Arcos representa el primer gran desafío para la administración de Sheinbaum. La presidenta ya ha recibido críticas por su estrategia de seguridad. No se sabe aún si el nuevo sexenio seguirá abanderado por la política de “Abrazos, no balazos” de su predecesor. Desde luego, los balazos continúan, y cada vez más, pues la impunidad es la que abraza a los estados cada vez más gobernados por el crimen.