Tapatío hasta el tuétano, harto charro mejor. Periodista por convicción y vocación. Aunque mi paradero terminará en el seminario de la Comunidad Quédate Con Nosotros, lo cierto es que he recibido antes este llamado y Quien lo hizo desea que lo termine antes de llegar al sacerdocio.
La verdad y la justicia, el arte y la cultura, la historia y la tradición son cosas que arman a un verdadero periodista. La política es mi fuerte, exponer a la luz el narcotráfico y la corrupción es mi objetivo principal, aunque no puedo dejar a un lado mi amor por las bellas artes y una pizca de los deportes.
Yo pienso que los periodistas deben saber de todo un poco y además ser apasionados en lo que hacen. Considero también que los medios y los periodistas más humildes son precisamente los más convencidos, firmes y decididos. Debe apasionarnos la historia del mundo y la justicia, la armonía y el bien común, pero, sobre todo esto, debemos tener un gran amor a la verdad.
Cabe destacar mi gusto por la música, pero no sólo escucharla -algo que a todos nos encanta-, sino también hacerla. Canto en un Ministerio de Música en asambleas de adoración y puedo decir que el de la música ha sido el lenguaje de la historia de mi vida. Debo decir que encuentro una fuerte relación entre el periodismo y la música porque ambos pueden cambiar el mundo con unas simples y profundas letras y también son tan poderosos que muchos sistemas los buscan callar o les quieren de aliados.
Tengo 22 años, estudio el 5º semestre de Comunicación Periodística en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara y siempre me encontrarás en tu periódico El Despertador Panamericano.