“Antonio Machado es un poeta trascendente”, Francisco Padilla

Tal día como hoy, 22 de febrero de 1939, falleció el escritor y poeta español Antonio Machado. Por eso hoy lo recordamos en El Despertador Panamericano. La obra de Machado ha viajado a través del tiempo sin perder vigencia. En ella encontramos reflexiones personales que se convierten en universales puesto que reflejan valores e interrogaciones propias del ser humano.

En memoria de este importante escritor, el Dr. Francisco Padilla, profesor investigador de la Escuela de Comunicación, comparte sus reflexiones en torno a quien es su poeta favorito.

Conocimiento de la obra

Rodolfo Velázquez: ¿Cómo entraste en contacto con la obra de Machado y qué significa para ti?

Francisco Padilla: Yo no lo conocí por la lectura. Tendría unos dieciséis años y me sentaba por las tardes o por las noches, cuando volvía de la preparatoria, a platicar con mi papá. Contándome él sus andanzas en el seminario en España, donde estuvo dos años en Salamanca, leyó mucha poesía y mucha filosofía también. Y, sin duda, el poeta que más mencionaba era Antonio Machado.

Se sabía de memoria un poema en específico. Una vez que me lo dijo y que me comentó su interpretación, busqué uno de esos libros accesibles de Editores Mexicanos para buscar esa obra. Era en concreto el poema XI del libro Soledades. Galerías. Otros poemas. Hablaba sobre el camino como una metáfora de la propia vida y de los amores, muy vividos y perdidos también.

A mí me impresionó mucho. Entonces yo empecé a buscar poemas y me encantaba la forma en la que combinaba una reflexión muy profunda sobre el sentido de la vida, el sentido de las cosas. Había una búsqueda de él mismo en diferentes elementos. Por ejemplo, en los paisajes, en las costumbres populares, en lo que veía. Además, estaba presente una búsqueda de Dios que, en mi caso particular, también compartía. Mi relación con Machado fue gracias a mi padre y fue una conexión muy profunda.

Dos libros de la biblioteca del profesor Francisco que incluyen la obra de Machado. © Rodolfo Velázquez

Principales temas de la poesía de Machado

R.V.: ¿Cuáles son los principales temas de la obra de este poeta?

F.P.: Lo podemos catalogar por ambientes. Este aspecto es lo que se hace un poco diferente porque los temas siempre son los mismos. Él viaja a Castilla y ama a esta comunidad española. Es un descubrimiento del paisaje de Castilla y él tiene como herencia – él es Andaluz, creció en unos patios de Sevilla como lo dice en algunos de sus poemas– a esa Andalucía muy amada, muy querida.

Como principales temas está la aprehensión del mundo, del entorno en el que vive, en donde siempre está buscando la propia identidad. A este punto se suman el de su propia vocación en esos contextos, la identidad de España, la identidad de Castilla, la herencia de Andalucía, el sentido de la vida y la búsqueda de Dios.

Poesía comprensible y filosófica

R.V.: ¿Cuáles consideras que son las cualidades de la escritura poética de Machado?

F.P.: Desde su primera obra, Soledades, hay esa vocación hacia lo hondo, hacia lo profundo, hacia el sentido del cansancio vital, hacia ese enfrentamiento con el pesimismo ante los acontecimientos de su pueblo que es España. Por una parte, su desarrollo incluye el despojo de algunos artificios del Modernismo y su orientación hacia una expresión más popular. Por otra, lo que va mudando y va mejorando en él es sobre todo su capacidad de reflexión y de hacer filosofía a través del poema.

Se va haciendo más sencillo en las formas. Este cambio tiene mucho mérito porque Machado es un poeta que puede leer cualquiera. Tiene simbolismos más claros: el camino como un sentido de la vida. El camino, por ejemplo, es algo que expresa tanto en diversas partes de sus poemas.

Lo que fue evolucionando fue en esa capacidad de meditación. Dicen que el poeta contempla las mismas realidades que cualquier persona. La diferencia es en la propia contemplación, en la propia mirada; que logra ver cosas que otros no ven, con un acento muy personal. En ese sentido, es una introspección que será una de las notas principales de la generación del 98, esa introspección tanto a nivel individual como a nivel de país.

Es lo que tiene Antonio Machado: una introspección tan humana, tan profunda, en un lenguaje muy sencillo, de ritmos bellísimos, pero son ritmos, sobre todo, internos, que los va dictando el alma.

Lo más destacado de su legado

R.V.: ¿Cuál consideras que es una de sus mejores producciones literarias como libro? ¿Por qué?

F.P.: Yo creo que las etapas más maduras. No es una obra numerosa la de Antonio Machado. Quizás la obra más madura sea Campos de Castilla que comprende de 1907 a 1917. Después vendrá Nuevas canciones, pero yo creo que, quizás, alcanza su cúspide en la primera de ellas. Aquí el autor ya ha sufrido bastante. Busca también un sentido del sufrimiento en esa búsqueda de Dios, en esa consolación que busca ante la pérdida de su esposa, ante ese amor que no logra encontrar. Yo creo que esa es su obra más madura.

Transformación poética

R.V.: ¿Cuál es la evolución de la obra de Machado en cuanto a la forma y el fondo?

F.P.: Básicamente, podríamos decirlo, es un despojamiento del Modernismo hacia la expresión popular y hacia las imágenes propias de los entornos de Castilla, de Soria, de Madrid y los que recuerda de su infancia en Andalucía, en Sevilla. Es una continua interrogación que él hace al paisaje. Es como podríamos decir que va evolucionando en forma de interrogación: sus poemas son preguntas que a veces responde, otras veces es más valiosa la pregunta que la respuesta, porque ésta la puede completar el mismo lector.

Las formas van de lo complejo a lo sencillo, se diría casi una canción; busca rimas, pero es el verso libre, lo cual sí mantiene del Modernismo. Sin embargo, son ritmos que se supeditan hacia el sentimiento del poeta. Asimismo, se dirigen hacia la pregunta filosófica, hacia la autorrevelación como ser, siempre con un tinte filosófico.

Soledades tiene algo de Modernista, pero, a partir de Soledades. Galerías. Otros poemas, que es la segunda obra, de Campos de Castilla, de Elegías y las Nuevas Canciones, se ha despojado ya completamente de los simbolismos modernistas. Esa fue su evolución hacia lo popular, pero hacia lo profundo.

Contexto histórico

R.V.: ¿De qué manera el contexto social e histórico está reflejado en las obras de este autor?

F.P.: Yo creo que todos los críticos e historiadores de la literatura universal y de la literatura española coinciden en decir que él es el prototipo de la generación de 1898. Eso quiere decir que él es el estandarte, el símbolo de esa búsqueda del destino español, de la reflexión introspectiva de lo que es España, o del carácter del español.

Deja de tener España la hegemonía de Europa y, en política, hay mucha revuelta. Hay una transición hacia la República, una decadencia de la Monarquía. Recordemos que España tiene que hacer una pausa y decir quién es – como pasa en todas las crisis, individuales, personales, colectivas, sociales–. Hay que hacer una pausa y volver sobre lo andado y refrendar cuál es el rumbo, cuál es el destino.

Eso es lo que hacen los Modernistas del 98. Antonio Machado, por propia maduración personal, quiere encontrarle sentido a lo que es verdaderamente español, castizo. Y que no es otra cosa que esa vocación hacia lo universal, pero dentro del contexto de Castilla. Machado, junto con Unamuno, con Azorín, con Ramiro de Maeztu y otros más cuya obra es un hito en ese sentido, dan pie para volver hacia lo español.

Generación del 98

R.V.: En su conjunto, ¿qué caracterizó a la generación del 98 a la que pertenece?

F.P.: Lo definía el mismo Miguel de Unamuno, una pausa en la crisis para hacer una profunda introspección de qué es el ser español, cuál es el alma de España, cuál es su destino. A través de la cultura se aportan respuestas o se aportan preguntas que iluminan. En resumen, es una renovación del sentido de ser español a través del teatro, de la novela, del ensayo, de la poesía.

Influencias literarias en la obra de Machado

R.V.: ¿Cuáles son las influencias literarias que marcaron su obra?

F.P.: De Gustavo Adolfo Bécquer tiene una gran influencia. Bécquer, siendo de los pocos románticos que hubo en España busca emociones también hondas, sobre todo, en el amor. También está Jorge Manrique del cual es un gran lector. Lo que tiene Manrique es sufrimiento y dolor expresados en la poesía. Incluso Machado cita a este autor en algunos de sus poemas. Su influencia también está en la filosofía, no solamente en poetas. Ya comentaba sobre Henri Bergson, por la cuestión del sentido del tiempo, el hombre dentro del tiempo.

Incluso el mismo Evangelio es una fuente directa de Machado; hay algunos interdiscursos de algunos pasajes del Evangelio. Otra de sus fuentes es, principalmente, lo popular. Las canciones que se cantan popularmente. No es que las esté citando, pero en la medida en la que va escribiendo con ritmos y con formas similares, también se convierte en una fuente.

Lecciones atemporales

R.V.: ¿Por qué se debe seguir leyendo a Machado?

F.P.: Porque las preguntas que se hace son preguntas vigentes para nosotros: las repuestas que él busca también nosotros las buscamos, porque es un poeta universal.

Escribe desde lo que viene del alma, lo que es de la condición humana. Por ejemplo, la felicidad, el sentido de la vida, de la muerte, del sufrimiento. Son cosas que siguen vigentes porque son inherentes a todo ser humano. No hay nadie en el mundo que no haya sufrido, que no vaya a sufrir o que no se pregunte qué sentido tiene.

Asimismo,  en su obra se encuentra la emoción de ese amor encontrado, logrado, que cuida como una perla; la vocación del ser humano de entregar su alma, de entregarse. Estos versos: Moneda que está en la mano / quizá se deba guardar: / la monedita del alma / se pierde si no se da. Esto es vigente para cualquier ser humano de cualquier época. Con formas sencillas sigue diciendo mucho acerca de la condición humana, sigue ofreciendo luz.

¿Qué opina el experto?

R.V.: ¿Cuál es para ti su mejor poema?

F.P.: Hay varios que son tan profundos como A un olmo secoRetrato o el poema XXIX de Proverbios y cantares, que incluye el verso Caminante, no hay camino.

El primero es sumamente conocido y popular, es un canto a la esperanza ante las tragedias de la vida, ante el cansancio vital. Otro es Retrato, perteneciente a Campos de Castilla. Él hace una autobiografía aquí y es muy famoso también porque lo cantó Joan Manuel Serrat. En este poema declara sus influencias, su sentir, su modo de hacer poesía. Cuando se pregunta, por ejemplo, ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja caer el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada. Es un poeta existencial, un poeta muy hondo, un poeta filósofo. Esto queda claro en este poema.

Para conocer más

Pueden leer un repertorio de los poemas de Antonio Machado aquí: