Los símbolos y la comunicación

Sí no hay política sin rituales, tampoco hay rituales sin símbolos.

Uno de los temas más mencionados en mis charlas con estudiantes de comunicación política es el de los símbolos. Sin duda, estos forman parte de un ritual. El símbolo es más que una figura retórica de pensamiento con la que expresar una realidad. El símbolo va más allá y establece una relación de identidad con una situación determinada. Tenemos el ejemplo de la paloma como el símbolo de la paz. O la corona de olivos en la cabeza de los atletas de la antigüedad que simbolizaba la victoria.

El símbolo es la representación perceptible de una idea, con rasgos asociados por una convención socialmente aceptada. Durkheim señala que “el símbolo es un auténtico objeto como el tótem y la bandera, que materializan una idea abstracta. No deja de ser una relación con todo objeto, acto, acontecimiento o cualidad que sirva de vehículo a un concepto.”

En política, el símbolo encaja en una fenomenología sobre la trasmisión y el intercambio de los significados y los valores. Es decir, de los recursos no materiales de la política presentes en todas las culturas arcaicas y modernas. La política simbólica va mucho más allá de lo que podríamos definir como simbolismo. Implica la capacidad de influir en las voluntades mediante el empleo de imágenes y signos. En pocas palabras, constituye una manera de actuar, un comportamiento de las personas que componen la sociedad frente a los retos que se le presentan.

Ante este marco, quisiera reflexionar acerca de los símbolos que estamos observando ahora en el orbe. Estos pueden influirnos a través de los signos que nos permitan superar la emergencia sanitaria y los tema coyunturales que nos rodean.

Los símbolos en acontecimientos recientes

Colin Kaepernick, una promesa para la liga de futbol americano (NFL) y que llevaba los controles del legendario equipo de los 49 de San Francisco, (era el mariscal de campo) un domingo de partido se arrodilló en una pierna al momento que se entonaba el himno nacional de Estados Unidos. Este simple acto desencadenó en el vecino país toda una serie de críticas hacia Kaepernick por parecer irrespetuoso ante otro símbolo americano (el más grande que es su bandera) pero al mismo tiempo se convirtió en otro muy fuerte y poderoso en contra del racismo y que ha llevado a Colin a ser un símbolo de esta lucha que ahora se recrudeció por la muerte de George Floyd en Minneapolis.

El mismo Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, con cubrebocas de color negro acaba de arrodillarse ante el parlamento de Ottawa para expresar su solidaridad por esta lucha, lo cual se está convirtiendo en un ritual. Y en Inglaterra, un par de integrantes destacados de la Corona y Familia de Windsor, Los Duques de Cambridge, William y su esposa Kate, destinados en algunos años a ser los Reyes del Reino Unido, realizan videollamadas en Instagram a sus conciudadanos para apoyarlos con palabras de aliento y saber cómo la están pasando ante la pandemia. El símbolo, la Corona, el ritual, comunicarse con efectividad.

Basten estos ejemplos para destacar los usos del concepto de símbolo en la sociedad.

Nos encontraremos más adelante.

Federico Torres López.