Guadalajara se pinta de rojinegro

Rojiblanco y rojinegro son los colores que desde tempranas horas se veían ayer por toda la ciudad de Guadalajara. Alrededor de las 7 pm el tráfico se empezó a paralizar; se percibía una vibra especial. Más de 30,000 aficionados se dirigían al Estadio Akron para presenciar el clásico tapatío. Es decir, la casa del ‘Rebaño’ iba a recibir a los dos equipos de la ciudad, las Chivas y el Atlas.

El estadio se fue poblando de poco en poco. Playeras de ambos equipos se podían visualizar en todas las zonas, aunque con una clara mayoría rojiblanca. Ambos equipos salieron a calentar alrededor de 35 minutos antes del partido. Aplausos y ovaciones se escuchaban para el local, mientras que los visitantes solo recibían abucheos y hasta mentadas. El Clasico Tapatío estaba a punto de arrancar y se sentía la pasión de la afición de ambos lados.

Atlas pegó primero

El partido comenzó con la adrenalina al 100%. Chivas tuvo la primera oportunidad de peligro al minuto 1, aunque Alvarado la mandó por un costado de la portería. El partido se trabó un poco debido a las formaciones, que eran muy similares de ambos equipos. La sensación de aburrimiento era cada vez más notoria entre los asistentes.

No pasó nada hasta el minuto 28, cuando Jeremy Márquez empujó la pelota tras un error de la defensa rojiblanca para abrir el marcador. El estadio se silenció unos momentos, aunque los aficionados rojinegros lo gritaron a todo pulmón. Llovieron cervezas por todo el estadio y el juego ya no pintaba bien para las Chivas. Al minuto 44, Márquez volvió a anotar tras un saque de banda; los aficionados locales estaban incrédulos y así fue como finalizó el primer tiempo.

Chivas respondió en la segunda mitad

El 12 veces campeón del fútbol mexicano salió con una cara diferente a la segunda parte. Desde el primer minuto los rojiblancos presionaron a los rojinegros buscando el gol que dejara un poco abierta la eliminatoria.  Al minuto 54, tras un rechace en un tiro de esquina, Christian Calderón mando a guardar el balón para descontar el marcador. El estadio enloqueció por completo, y el grito de gol fue aturdidor. La esperanza de remontar se hizo presente en la afición, que comenzó a alentar y a meterse de lleno en cada jugada.

Un claro descontento hacia las indicaciones del árbitro se hicieron notar, ya que varias veces la afición rojiblanca se unió para cantarle en una sola voz “cule**”. Los gritos ensordecedores y las groseras descalificaciones estuvieron presentes en todo momento, pero sin perder la deportividad y el respeto que siempre deben prevalecer en el graderío.

Chivas estuvo cerca de marcar el empate en dos ocasiones, aunque Camilo Vargas y un poco de suerte ayudaron al Atlas a aguantar el resultado. Tras casi 100 minutos de juego, el árbitro dio por finalizó el encuentro de ida de los cuartos de final. Atlas se impuso 2 por 1 a Chivas, aunque nada está definido hasta próximo domingo en el estadio Jalisco.