Cada año, el día 12 de octubre celebramos, en España y en varios países de Latinoamérica, el Día de la Raza o también Día de la Hispanidad. Se celebra ese día porque el 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón, auspiciado por los Reyes Católicos de España, descubrió América.
El viaje de Cristóbal Colón comenzó con la intención de descubrir nuevas rutas comerciales hacia la India. Sin embargo, y sin pretenderlo, arribó al continente americano, un lugar nunca antes explorado por los europeos. Para llegar a América empleó tres navíos: la Niña, la Pinta y la Santa María.
Con este nuevo descubrimiento nació el mestizaje, por el encuentro entre la gente de raza blanca y la indígena. En México este hito histórico comenzó a conmemorarse por José Vasconcelos, quien promovió el sincretismo cultural en 1917. El 10 de octubre de 1929 el congreso aprobó el Día de la Raza como festividad nacional.
Conmemorar el Día de la Raza es importante. Esta festividad constituye una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad cultural de nuestra sociedad. Es momento de reconocer y valorar los aportes culturales que se han unido para crear tradiciones y costumbres. Celebrar el 12 de Octubre nos invita a promover el respeto, la inclusión y la igualdad entre los pueblos, reconociendo que la diversidad es fortaleza.
La fecha ha estado en el centro de la polémica en recientes años, ya que muchos cuestionan las acciones de Cristóbal Colón, a quien le atribuyen la muerte de miles de indígenas tras su arribo a las islas del Caribe. El propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decidió no llamar a esta festividad el Día de la Raza. En su lugar, prefirió denominarlo el Día de la Pluralidad.
Por otra parte, algunos descubrimientos e investigaciones señalan que Colón no fue el primer europeo en llegar a América. Por ejemplo, se han encontrado registros de la llegada por parte de vikingos 500 años antes del viaje de Cristóbal Colón. Sea como fuere, desde hace más de cinco siglos tenemos una cultura que mucho ha heredado del pueblo español. La religión y la lengua, que hoy por ello es la más extendida del mundo, son buena prueba de ello.