La negatividad de la pandemia está pasando factura al estado emocional de todos. Es tiempo de escribir historias que nos permitan ver hacia adelante con más empaque y determinación. Hay una primera pregunta en este proceso de reconstrucción social y nuevas narrativas adaptadas a la emergencia que vivimos. Esta es: ¿para qué queremos contar esa historia y revisar si es permisible o no?
La frase es de Maya Angelou, poetisa, educadora y novelista, que también nos dice:
La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que le hiciste, pero nunca olvidará lo que le hiciste sentir
Sus palabras se ajustan debidamente a nuestra propuesta de renovación comunicacional. La historias que los comunicadores estamos llamados a diseñar buscan encontrar a los nuevos héroes. También persiguen proteger a sus benefactores y potenciar a sus beneficiarios. Eso sí, estos siempre deben estar liderados por alguien que nos mueva, que nos comprometa.
Si las empresas en estos momentos están transformado sus tareas de producción, cambiando su modelo de negocio y elaborando nuevos productos dirigidos a cubrir las nuevas necesidades de los clientes, ¿por qué los comunicadores no deberíamos hacer lo mismo impulsando nuevas historias?
Revisemos estos ejemplos:
Los hoteles ahora son hospitales y zonas de alojamiento para personal sanitario. Tesla promueve ventiladores como muestra de apoyo y es liderada personalmente por su CEO, Elon Musk. La Ford empezó la fabricación de respiradores. Algunos bancos lanzaron campañas como esta: ¨BBVA se mueve para que tu no te muevas¨. Los edificios destinados a exposiciones son ahora refugio y área de atención para pacientes.
Sin duda, el solo nombre de una empresa representa toda una declaración de intenciones. Por ello debemos respaldar nuestras historias con instituciones con reputación bien ganada y que se muestren al mismo tiempo sensibles, conscientes del tema que ahora domina la actualidad.
Tuvimos la fortuna de dialogar con Sebastián Cebrián, un referente de la comunicación organizacional en España, que compartió atinadas recomendaciones sobre lo que vendrá para la comunicación post-pandemia. Cebrián destacó que debemos hacer una comunicación sincera, directa, amigable, que no sea solo comercial, pero que tampoco sea estridente o que dramatice.
¨Compartir información contrastada y veraz bajo un tono emocional neutro y en dosis soportables¨. Contrarrestar información sobre la crisis, sí, pero con otros contenidos. Debemos, decía Cebrián, hablarle a la ciudadanía y hablar de ciudadanía.
Estas expertas recomendaciones me han llevado a reforzar hoy el pensamiento de que los comunicadores tenemos una tarea titánica por delante en la construcción de nuevos modelos de convivencia, así como coadyuvar en la contribución del nuevo tejido social vertebrando e integrando a los actores que nos sacarán
adelante.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.